jueves, 23 de octubre de 2008

EL KORRALITO. Por John Muller del Diario El Mundo de España


La Señora K ya tiene su propio corralito. Ha metido la mano del Estado argentino en los ahorros para la jubilación que venían acumulando sus ciudadanos en fondos privados desde 1994. Se ha aprovechado de que la coyuntura es mala para los fondos de pensiones cuyas cuentas han sido fuertemente castigadas por la crisis financiera.
Esto lo ha cocinado con las reticencias históricas de la izquierda hacia la privatización de las pensiones y el guiso resultante ha sido que el Estado argentino –uno de los más incompetentes del mundo- garantizará desde ahora los ahorros de sus trabajadores.

En 14 años, los argentinos que se afiliaron a los fondos de pensiones acumularon 30.000 millones de dólares. El argumentario oficial señala que en este tiempo los ciudadanos perdieron 5.000 millones de dólares y los gestores de esos fondos ganaron 12.000 millones. Las cifras son dudosas, pero ahí están.
Una crítica similar se oye en Chile, el país pionero en la privatización de pensiones y jubilaciones. Es verdad que como hay pocos gestores de fondos de jubilaciones y pensiones esto facilita que se pongan de acuerdo en las comisiones que cobran. Nadie lo ha podido probar, pero la similitud de las subidas y las bajadas hace que la gente crea que esto es así. En realidad, la gente se cabrea porque no hay competencia. Quiere que haya más, no menos. Poca vista tienen aquí quienes se dicen adalides de la libertad pero no quieren dejar de gozar de sus privilegios.
En Argentina, ahora ya no tendrán ese problema. Los que apostaron por el sistema de pensiones privado sólo tendrán un gestor: el Estado. Como se sabe, el Estado argentino es uno de los administradores más solventes del mundo. Por eso, nadie sospecha de que la Señora K ha roto la hucha de los trabajadores porque en realidad el Estado está quebrado.
El BBVA se ha dejado algunas plumas en este saqueo al gallinero argentino que ha realizado la zorruna Señora K, donde en realidad los principales perjudicados son los propios argentinos. Otras empresas del Ibex 35, como Repsol, están recibiendo un fuerte castigo bursátil debido a esta decisión. Hace ya mucho tiempo que las firmas españolas (Marsans, Repsol, Telefónica, etc.) están huyendo de ese avispero sudamericano que es el país de la Señora K.
Tengo grandes amigos argentinos. Son sensatos, educados y racionales. Su país es riquísimo y cuando ellos se ponen a trabajar con reglas claras y estables, su economía prospera de una manera formidable. No puedo entender cómo, en los últimos 30 años, sólo han tenido un presidente (Raúl Alfonsín) que ha hecho honor a la racionalidad. No creo que sea una incapacidad genética, pero algo raro pasa en Argentina que cada equis años tiene que sobrevivir a un gobernante con tendencias cleptómanas. Ahora es el korralito de la señora K.